Octubre 2009
“¡Moët Chandon para la ocasión!”, sugerí feliz
de estar con Carolina. Finalmente habíamos conseguido engañarlos a todos. Había
vencido el plazo y la resolución judicial dejaba fuera de juego a los de la
fiscalía anticorrupción, incapaces de presentar pruebas de evasión de impuestos
contra la empresa de Carolina. Teníamos el dinero. Aquello había que
celebrarlo. Fue entonces cuando ella, con una voz tan sugerente como su escote,
se acercó y me susurró al oído: “Yo también tengo otra buena noticia. Hoy he
estado con mi ginecólogo…”. Me estremecí. El panfleto con los detalles del
viaje a la India que quería proponerle para celebrar nuestro triunfo, escapó de
mis manos y cayó al suelo. La aparté de mí lentamente. Mientras ella retrocedía
clavando uno de sus tacones en la foto del Taj Mahal, yo recordaba aquella
mañana, hacía ya 10 años, cuando entré a quirófano para hacerme la vasectomía.
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