Noviembre 2009
Corría
el año 2050. El espectro de luz multicolor se colaba por la ventana de la sala
donde todos estaban preparados para escuchar la sentencia. Era uno de los
juicios con más morbo y más mediático de todos los tiempos. Los imputados,
inmóviles como velas, esperaban sin respirar el veredicto.
–De los cargos de
apropiación ilícita, malversación, cohecho, abuso de poder y prevaricación los
acusados son declarados…
El chirrido de una puerta que se abrió interrumpió la
solemnidad del momento.
–Buenos días Sr. Brassón! Otra vez su habitación está
hecha un lío. ¡Ya le he dicho que la sábana no es una toga y que las almohadas
puestas en las sillas no son acusados bajo su jurisdicción! Usted insiste en
querer juzgar el caso Gürtel y eso sucedió hace ya 40 años y solo acabó en
multa. Vamos, tómese estas cápsulas y venga conmigo. Hoy tiene terapia de
grupo.
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