martes, 22 de septiembre de 2015

La llamada


Diciembre 2009

Aislada en casa, revisaba con lupa una nómina y varios documentos. Buscaba datos para argumentar la defensa. Era el primer caso importante de mi carrera como abogada. Defendería a un compañero acusado de mala praxis en el ejercicio del arbitraje internacional. Un lío gordo. Estaba ansiosa y no tenía tiempo para nada más, cuando sonó el teléfono: 
–Ven al juzgado, alguien ha interpuesto una querella contra ti por hurto. 
–¿Qué me dices? 
Solté todo y corrí a la estación. No comprendía nada. Ya en el metro, las imágenes se sucedieron claramente: primero fueron chocolatinas, después aquel rímel barato en una apuesta con las amigas, después probadores de perfume, varios libros de Derecho, el CD de Vangelis o las bragas rojas del supermercado. ¡Dios mío! Llegué al juzgado desaliñada y temblando. Al entrar, sentí como todos me miraban. Quise echar a correr, pero algo me detuvo… “Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…”

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