martes, 22 de septiembre de 2015

Otro encuentro cercano


Enero 2011

–¿Y de beber, señor?
– ¡Gaseosa! le respondí a la azafata, mientras degustaba un suculento Filet-mignon a 35.000 pies de altura. 
Al fin regresaba a casa. Atrás quedaba Kansas y el hotel donde me reuní secretamente con aquella criatura de voz metálica y ojos de azogue. Fue un encuentro curioso, pero inútil. Me propuso un pacto por sentar a alguien en el banquillo. 
No recibo ordenes y no seré su abogado–. Fui muy contundente.
 Nunca rechazo un trabajo, pero defender a alienígenas que creen estar siendo exterminados por humanos mutantes, era tan absurdo como confundir la realidad con la ficción. Un autentico disparate. 
Ahora, aquel encuentro era solo un recuerdo. Mañana retomaría mi rutina habitual en el juzgado.
Excelente cena le comenté sonriente a la azafata. 
Entonces ella, apartándose el flequillo para guiñarme el enorme ojo que le crecía en la frente, respondió: 
La carne de alienígenas es de primera, señor.


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