lunes, 11 de mayo de 2020

Olvidados


Estamos aquí, justo al final del pasillo, en el trastero olvidado. Yo llegué hace dos meses y para mi sorpresa, no estaba solo. Jacinto y Clarisa ya estaban aquí, ¡desde hace 3 años!

Con mi llegada, ellos tienen menos espacio, pero, aun así, estamos bien y nos reímos mucho. Incluso tenemos nuestra propia rutina. De día, no hacemos ruido, solo dormimos. De noche, cuando el resto duerme, salimos a por comida y a estirar las piernas.  

Ayer por la noche, Mariana nos vio andando por el pasillo y se puso a gritar. Casi nos descubren. Suerte que creyeron que era otro de sus delirios y no le hicieron caso.

Esta mañana hemos escuchado una conversación. Yo entendí que decían algo de “fumigar por la pandemia”, pero Jacinto, que es muy testarudo, dice que no. Según él, lo que decían era algo de “blasfemia”.

¿Blasfemia? Yo creo que se equivoca, pero no he querido discutírselo, porque a él le sienta mal que insinúen que es sordo. Y lo es, pero no admite que se lo digan. 

Solo espero que alguien nos eche en falta y nos busque, si algo malo estuviera sucediendo en la residencia.



Relato seleccionado entre los 30 finalistas en el Concurso convocado por Zenda de Historias sobre nuestros mayores. Mayo/2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario